La UNLC entregó un primer lote de protectores faciales en el Hospital de Merlo
En esta etapa, son 200 piezas para el personal sanitario.
La Universidad Nacional de los Comechingones entregó ayer un primer lote de 200 protectores faciales en el Hospital de la Villa de Merlo. Se trata de piezas que serán usadas por el personal sanitario en la lucha contra el coronavirus COVID-19.
Un equipo de docentes, nodocentes y estudiantes trabajó en la producción de estas máscaras que combinan vinchas realizadas en impresoras 3D, láminas de acetato y bandas elásticas.
La rectora Agustina Rodríguez Saá, los estudiantes Agustín Alaniz y Luis Benavides, y el técnico en Seguridad e Higiene Gonzalo Cháves del Pino llevaron la primera tanda de producción al hospital público “Madre Catalina Rodríguez”. Los recibieron la directora Médica Natalia Jerez y la directora Administrativa María José Acerenza.
“Como universidad nacional, para nosotros es fundamental hacer este aporte al hospital y a esta región”, dijo la rectora Rodríguez Saá, que además agradeció la coordinación desarrollada en este proyecto. “Estamos muy orgullosos, porque han trabajado docentes, nodocentes y estudiantes que investigaron, estudiaron los prototipos y tuvieron en cuenta medidas de higiene y seguridad y las normas sanitarias adecuadas para la elaboración de estos protectores”.
El responsable de la iniciativa fue el ingeniero Jorge Canta, director general de la Unidad Laboratorios de la UNLC. “Queríamos colaborar con el personal de salud, seguridad, municipal y también sectores privados de Merlo y la región, que trabajan en el frente de batalla contra la pandemia. Hemos estudiado los diseños que se producían en el país y optamos por el que cumple las prestaciones necesarias para nuestra realidad”, dijo Canta.
Los materiales son fáciles de esterilizar y son, además, reutilizables.
Los protectores son livianos, resistentes y seguros para las prestaciones sanitarias y de seguridad. La vincha fue realizada en plástico PLA y las láminas de acetato transparente son de 0,4 milímetros de espesor. Los materiales son fáciles de esterilizar y son, además, reutilizables. Todos fueron provistos por la UNLC. Las impresoras 3D, por su parte, fueron aportadas por Agustín Alaniz y Luis Benavides. El armado corrió por cuenta de Gonzalo Chaves del Pino.
“Seguiremos produciendo más protectores para cubrir otras necesidades de nuestra región. Vamos a seguir trabajando en este tiempo difícil que nos toca atravesar”, aseguró la rectora Rodríguez Saá.
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