Por Secretaría de Investigación, Internacionales y Posgrado – UNLC
Tras el femicidio de Chiara Páez el 10 de mayo de 2015, una joven de 14 años, embarazada, quien fue brutalmente asesinada por su novio; un colectivo de voluntades feministas convocó a través de las redes sociales a una movilización, con objeto de decir “basta” a la violencia machista. El Manifiesto de este colectivo, presentado el 3 de junio de 2015 en el marco del multitudinario encuentro, brindaba una imagen de la violencia machista en nuestro país. “En 2008 mataron una mujer cada 40 horas; en 2014, cada 30”. El documento se centraba en la denuncia del femicidio como un problema estructural, y evidenciaba una serie de puntos que requerían acciones ineludibles. Entre ellos se indicó la implementación en su totalidad, es decir con la asignación de un presupuesto acorde a sus necesidades, de la Ley 26.485, “Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia”; la recopilación y publicación de estadísticas oficiales sobre violencia hacia las mujeres, incluyendo los índices de femicidios; y la implementación de las capacitaciones obligatorias en la temática de violencia machista al personal del Estado, a los agentes de seguridad y a los operadores judiciales, y a profesionales que trabajan con la temática de la violencia en diferentes dependencias oficiales de todo el país; entre otros.
En los años transcurridos desde ese entonces, el Observatorio de Femicidios “Adriana Marisel Zambrano” de la asociación civil “La Casa del Encuentro”, informó la siguiente cantidad de femicidios: en 2015, 286; en 2016, 290; en 2017, 295; en 2018, 273; y en 2019, de 299. Lejos de disminuir, los femicidios en nuestro país se incrementaron. De acuerdo con esta asociación civil, en el contexto de aislamiento social, preventivo y obligatorio adoptado por el Gobierno nacional frente al COVID-19, se registraron 57 femicidios en el período transcurrido entre los días 20 de marzo y 28 de mayo de 2020. Una vez más, la crudeza de estos datos convoca al grito de “No queremos más mujeres muertas por femicidio. Queremos a cada una de las mujeres vivas. A todas. #NiUnaMenos”.
Desde la Universidad Nacional de los Comechingones seguimos trabajando para que estas demandas sean atendidas. Contribuimos mediante la adhesión de nuestra Casa de Altos Estudios a la Ley 27.499, Ley Micaela; mediante la promoción de capacitaciones en la temática de género, discriminación y violencias contra mujeres y diversidades; mediante la promoción de canales para la visibilización de normativa, actividades e información pertinente; a través de la participación en foros y eventos, y en particular, de la Red Interuniversitaria por la Igualdad de Género y contra las Violencias; así como por medio del relevamiento nacional de Protocolos y políticas de género existentes para la elaboración del Protocolo de actuación ante situaciones de discriminación y violencia de género de la UNLC. Este proceso que nos encontramos transitando, nos conduce hacia la puesta en marcha de nuestro propio “Programa de Género y Diversidad” sobre el cual venimos trabajando.
Nuevamente, continúa siendo necesario repetir las palabras contenidas en aquel Manifiesto del que se cumplen hoy cinco años: “Ni una menos es un grito colectivo, es meterse donde antes se miraba para otro lado, es revisar las propias prácticas, es empezar a mirarnos de otro modo unos a otras, es un compromiso social para construir un nuevo nunca más”. En este 3 de junio de 2020, #Niunamenos.
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