Por Silvina García Segura, Dirección de Bienestar Universitario. La Universidad Nacional de los Comechingones crea, en mayo del corriente año, la Red de Salud Integral y Bienestar, ofreciendo esta herramienta de apoyo, contención y acompañamiento en la problemática de consumo de sustancias psicoactivas.
La Red se suma a una serie de actividades y normativa desarrollada por la universidad en materia de promoción de la salud, políticas de género y acciones específicas para la permanencia y finalización de los estudios superiores de nuestros y nuestras estudiantes.
Esta Red habilita las consultas a distancia con la Fundación de Acción Social, atendida por sus profesionales psicólogos especializados en el tema, que garantizan el asesoramiento y el apoyo necesario y la evaluación de la situación, para decidir si se requiere de derivación presencial dependiendo si el consumo es de bajo riesgo o amerita un tratamiento.
El 11 de marzo de 2020 la OMS declaró al brote de coronavirus como pandemia. Para el día 19 de marzo, las poblaciones de 158 países de diferentes continentes ya se encontraban afectadas por el virus.
La velocidad del agravamiento de la situación y la posible crisis sanitaria y social que comenzaba a amenazar a la región de Las Américas motivó al Gobierno Nacional a generar un Decreto de Necesidad y Urgencia (297/2020) que nos confinó en nuestros hogares por 11 días. Casi cinco meses después hemos pasado por diferentes situaciones, fases, resoluciones y decretos, y cada región padece en mayor o menor medida el avance de la infección.
Esta realidad compleja y sorpresiva generó respuestas diferentes en cada persona según las herramientas adaptativas individuales.
Hemos aprendido en mayor o menor medida a acomodarnos a una situación dinámica con diferentes grados de estrés: el confinamiento prolongado, la falta de movimiento, la ansiedad, la incertidumbre, el miedo a contraer la enfermedad, el alejamiento de nuestros seres queridos y el aprendizaje acelerado a trabajar o estudiar desde casa; todo ello añadido a otras problemáticas personales han llevado a aumentar el consumo de aquellas sustancias que generan una sensación de “recompensa” a nivel cerebral.
La situación económica, social y epidemiológica, los cambios de rutinas y de hábitos, la incertidumbre sobre el futuro más cercano y la imposibilidad de proyectar objetivos a corto plazo ha conducido a un aumento en el consumo de alcohol y tabaco, y en menor medida, de sustancias para conciliar el sueño.
La última Encuesta de Factores de Riesgo del año 2018 daba como resultado una buena noticia: la disminución del consumo de tabaco de la población. En el primer mes posterior al DNU se incrementó el consumo de tabaco y la venta de alcohol se disparó un 25%.
Estos hechos no convierten el consumo en adicción, pero existen datos concretos de la problemática en la salud a largo plazo. Beber alcohol en exceso disminuye el sistema inmunológico, favorece el consumo de tabaco y viceversa.
Estos factores de riesgo para la salud se pueden prevenir para evitar la aparición de las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) que generan un alto porcentaje de mortalidad en la población.
Desde la Secretaría de Extensión y Bienestar promovemos el funcionamiento saludable de la vida cotidiana; en este sentido, aconsejamos realizar ejercicio físico para favorecer el sistema inmunitario y poder transitar el aislamiento con un mejor manejo del estrés, también alimentarse e hidratarse de manera saludable, y generar rutinas de actividades placenteras intercaladas con el estudio y el trabajo.
A través de esta propuesta, aunamos esfuerzos para dar respuesta a nuestra comunidad universitaria y aprovechamos la importancia de trabajar en red para dar respuesta a los difíciles momentos que nos toca atravesar como sociedad.
Atención telefónica de lunes a viernes de 9 a 12 horas al 0266-4442212
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