Por el Ing. Franco Todone – Master en Gestión de Incendios Forestales
El mundo atraviesa una crisis ambiental sin precedentes y fruto de ella los incendios forestales nos afectan cada vez más. Nace una nueva generación de incendios que rompen marcas históricas de magnitud e intensidad, y que responden principalmente al fenómeno del cambio climático al cual el hombre ha demostrado hasta ahora poco compromiso y capacidad de adaptación. Son la nueva amenaza de vastas e inhóspitas zonas del planeta donde el fuego comúnmente no llegaba, como el círculo polar ártico y el corazón de la amazonia, pero también la principal amenaza del ambiente que habitamos en la Villa de Merlo.
La temporada de incendios forestales que estamos comenzando a transitar en San Luis se posiciona a priori como una temporada muy activa. Atravesamos una sequía de casi 5 meses sin precipitaciones lo que sumado a la ocurrencia de un verano normal a seco, pone a la vegetación, técnicamente denominada combustible forestal, en una situación de extrema vulnerabilidad ante el fuego. Estas condiciones climáticas y de vegetación sumadas a una escasa gestión del combustible, nos anuncian que de ocurrir incendios, éstos serían de gran magnitud e intensidad, y las chances de poder controlarlos en los tiempos deseados se van acortando.
El negligente o intencionado accionar del hombre es el gran responsable, casi en el 90% de los casos, de la ocurrencia de incendios forestales en gran parte del país. Pero pensar que vamos a ser capaces de bajar este porcentaje a cero resulta un tanto utópico, sabiendo que la realidad no ha cambiado desde que el hombre habita este planeta. Lo que sí podemos hacer es bajarlo considerablemente, trabajando fuertemente sobre una estrategia fundamental y bien conocida: la concientización, y en este sentido se deben incluir a todos los actores de una comunidad. Solo siendo verdaderamente conscientes del riesgo que corremos, podremos involucrarnos activamente en la problemática, independientemente del rol que ocupamos en la sociedad.
Es importante que estemos informarnos de los peligros y consecuencias de manipular cualquier fuente de ignición en el entorno natural, y fundamentalmente informarnos sobre las condiciones de peligro actuales y futuras a fin de prevenir los impactos indeseados de los incendios forestales. Pero más importante aún, es que debemos ser conscientes de las condiciones de riesgo del lugar que habitamos, para poder preocuparnos y hacer preocupar a los demás por la seguridad de nuestro entorno cercano.
Es característico del corredor de los Comechingones como de otras zonas turísticas del país, poseer en su periferia urbana un entramado donde conviven directamente las viviendas con la vegetación natural o el monte. Esta situación se la denomina técnicamente de “interfase” o de transición urbano-forestal y si no se las maneja adecuadamente resultan extremadamente vulnerables al fuego. Es una condición de alto riesgo para la comunidad que la habita, como se demuestra año tras año en esta y otras zonas forestales pobladas del mundo.
Muy desacertado sería confiar en que los bomberos contendrán el fuego antes de que llegue a nuestro hogar, por el contrario deberíamos preguntarnos: ¿Qué tan lejos está el monte de mi ventana? ¿Me rodean pastizales y arbustos secos? ¿Mis techos están limpios de hojarasca? ¿Mi barrio tiene uno o más caminos de salida o evacuación? ¿En qué condiciones están estos caminos? ¿Existen tanques de agua o hidrantes cercanos para abastecer a los bomberos?. Cuando el fuego avanza hacia un sector urbano-rural ya sea por viento o pendiente, sin encontrarse con picadas cortafuego, caminos, parques, u otras “discontinuidades” del monte, las viviendas pueden ser gravemente afectadas.
Desde la Universidad Nacional de los Comechingones se viene calculando a escala local el Índice Meteorológico de Peligro de Incendios Forestales (FWI), en base a información meteorológica del Aeropuerto de Santa Rosa del Conlara. Esta información diaria se encuentra disponible en la página web de la UNLC (Figura1) conjuntamente con una serie de recomendaciones preventivas importantes para la comunidad. También se realizará a partir de este año y desde la Licenciatura en Ciencias de la Atmósfera y Meteorología un pronóstico meteorológico especial para situaciones de incendio, producto que se pondrá a disposición de los organismos de combate.
El FWI nos indica que en caso de ocurrencia de incendio cuan peligroso será éste. Es uno de los índices de peligro más completos del mundo, ya que no sólo alerta a la comunidad de las condiciones de peligrosidad, sino que también aporta a los organismos de control información técnica muy valiosa sobre las características de comportamiento de los potenciales incendios.
Para darse una idea y comparar esta temporada con un histórico de los últimos 25 años, se utiliza información e índices calculados desde el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación correspondientes a la estación meteorológica del aeropuerto de San Luis (Figura 2).
En resumen, los valores de los indicadores de peligrosidad son MUY ALTOS y con tendencia creciente. Actualmente nos situamos muy por encima de los valores promedio históricos y relativamente cerca de los valores máximos históricos para esta época del año.
La situación a futuro no es alentadora, para los próximos tres meses se esperan precipitaciones inferiores a las normales (Figura 3) debido principalmente a la influencia de la fase Neutral/La Niña del ciclo ENSO, por lo que considerando el comportamiento de los índices y su proyección para la época se esperarían condiciones de peligro MUY ALTAS a EXTREMAS (máximas históricas).
Se puede concluir que se avecina una temporada de incendios difícil, con indicadores de riesgo cercanos al máximo histórico, donde todos como comunidad debemos extremar las medidas de precaución y prevención, estar alertas y comunicados, involucrados positivamente con la problemática, hasta tanto se disminuyan los valores de los índices a medida que inicie la estación lluviosa.
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