En 2015, la Organización de Naciones Unidas (ONU) aprueba la Agenda 2030 en la que establece diecisiete (17) Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre los que postula “lograr la igualdad de los géneros y empoderar a todas las mujeres y los niños/as”.
En Argentina, el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales (CNCPS), con apoyo técnico del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), es el organismo a cargo de la tarea de coordinar la Agenda 2030 y la implementación de los ODS en el escenario nacional (rol conferido por Decreto 499/2017). Sin embargo, los indicadores ponen de manifiesto que la desigualdad se mantiene constante.
De acuerdo a lo informado por la CEPAL, en 2018 el 59% de las mujeres trabajan o buscan trabajo en la Argentina, mientras que entre los hombres esta tasa aumenta al 80%. Es decir que las mujeres intervienen menos del mercado laboral rentado. En promedio y dependiendo del grado de calificación, las mujeres trabajan entre 10% y 15% menos de horas, según un informe realizado en conjunto entre CEDLAS, PNUD y CIPPEC[1]. Esto redunda en menores ingresos, sin mencionar la brecha existente en la remuneración entre hombres y mujeres a igualdad de trabajo que, según datos del Ministerio de Trabajo en 2017, ascendía a 23,3%.
Ahora bien, cuando se observa la distribución de las tareas domésticas y de cuidado, se evidencia a qué se debe la menor participación de las mujeres en el mercado laboral remunerado. De acuerdo con la Encuesta Anual de Hogares Urbanos de 2013, las mujeres realizan en promedio 6,4 horas diarias de trabajo no remunerado por día, frente a las 3,4 horas promedio de los hombres. Pero lo que resulta más esclarecedor de estos datos es que el 89% de las mujeres realizan trabajos domésticos y de cuidado no rentados, mientras que solo el 58% de los hombres informan realizar actividades de esta naturaleza. Es posible observar este fenómeno, además, cuando se mide la tasa de desempleo entre padres y madres con hijos/as menores de 18 años. De acuerdo con la Encuesta Permanente de Hogares en 2015, el desempleo entre madres con hijos/as menores de edad ascendía al 9%, mientras que entre los varones era del 5%. El cuidado de los menores de edad recae inequitativamente sobre las mujeres.
Por su parte, pese a estar menos empleadas y a recibir menores ingresos las mujeres se encuentran más calificadas que los hombres. El 14,2% de la población de mujeres ocupadas, ha alcanzado el nivel primario, mientras que los varones alcanzaron el 21,9%. En tanto que, del total de las mujeres ocupadas, el mayor porcentaje alcanza un nivel de instrucción universitario (45,6%), mientras que el grupo de los varones muestra su pico de instrucción en el nivel secundario con un 47,8%, alcanzando el nivel universitario el 29,8%. Pese a esta mayor capacitación, las mujeres se concentran en los sectores productivos menos competitivos y menos remunerados. De esta manera, las mujeres trabajan mayoritariamente en las profesiones del cuidado, la educación, la salud, las ciencias sociales y las humanidades. Mientras que se encuentran menos representadas en sectores como el informático o las ingenierías.
Más allá de la segmentación del mercado laboral, que determina la feminización de ciertas profesiones, existe una suerte de doble segmentación de esos mercados que impide que las mujeres accedan a los niveles de conducción aún en esas profesiones consideradas femeninas. Por ejemplo, a lo largo de nuestra historia, ha habido una única Ministra de Educación de la Nación: Susana Decibe (1996-1999); tan solo una Ministra de Salud: Graciela Ocaña (2007-2009)[2]; y tres Ministras de Acción Social: Graciela Fernández Meijide (1999-2001), Alicia Kirchner (2003-2005) y Carolina Stanley (2015-2019). Estos datos incumben a ministerios en los que prestan servicio miles de docentes, médicas y trabajadoras sociales -sólo por mencionar algunas de las profesiones que los componen– y cuyos escalafones técnicos y operativos se encuentran compuestos mayoritariamente por mujeres, aunque rara vez alcanzan el liderazgo de estos espacios.
En términos del sistema de Educación Superior en la Argentina, en tanto rectora de la Universidad Nacional de los Comechingones formo parte de las escasas siete (7) Rectoras que se desempeñan en la actualidad en las sesenta y seis (66) instituciones que conforman el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). Los indicadores nos llaman una vez más a la reflexión y a la acción. En este sentido, es importante destacar el compromiso de la UNLC con la equidad de género, que no solo se evidencia en la promoción de políticas dirigidas a transformar las desigualdades típicas del ámbito académico sino también en su propia estructura institucional. En efecto, la presencia de profesionales mujeres en los más altos cargos de gestión, es destacable: el Rectorado y todas las Secretarías que componen la universidad –cinco (5) en total- son puestos ocupados por mujeres. Asimismo, dos (2) de los tres (3) Departamentos Académicos, son dirigidos también por profesionales mujeres. Del total de docentes que conforman el Cuerpo Académico de la UNLC el 53% son mujeres, en tanto que el 50% de los cargos de docentes asociados –el más alto en la escala de la universidad- son ocupados por mujeres.
Entendemos la importancia de compartir estas cifras, así como de seguir avanzando en las actividades de visibilización y capacitación emprendidas por la UNLC. Conmemoramos por tanto este 8M en un escenario que nos plantea fuertes desafíos y con la convicción de que la igualdad de género es un derecho humano fundamental e imprescindible en la construcción de una sociedad más justa.
Desde el Rectorado y desde la Secretaría de Investigación, Internacionales y Posgrado los, las y les invitamos a acompañarnos en el camino de firme compromiso que hemos emprendido.
Rectora Mg. Agustina Rodríguez Sáa
Para más información sobre las políticas de género de la UNLC y otras temáticas de interés visitar http://www.unlc.edu.ar/genero-politicas-unlc/
[1] Gasparini, L., Tornarolli, L. y Gluzmann, P. (2019). El desafío de la pobreza en Argentina. Diagnóstico y perspectivas. Buenos Aires: CEDLAS, CIPPEC, PNUD.
[2] Cuando el Ministerio de Salud se convirtió en Secretaría de Estado de Salud, en septiembre de 2018, quedó dentro de la órbita del Ministerio de Acción Social, que tenía a Carolina Stanley como Ministra. Es por esta razón que no se la cuenta dentro del listado de Ministras de Salud.
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